Desde hace aproximadamente cuatro años, más o menos al tiempo de la creación de la cuenta de instagram Ali.mente, comencé a aprender sobre los alimentos fermentados y su gigante papel en la salud tanto física como mental del ser humano. Allí fue cuando comencé a incluir alimentos fermentados en mi alimentación, pero sobretodo por temas de salud digestiva.
En mi búsqueda por conocer más acerca del tema, encontré información sobre la estrecha relación que existe entre el cerebro y el intestino. También me di cuenta de la importancia que tienen estos microorganismos, o también llamada microbiota, en cuanto a la salud física y mental de nuestra especie humana, pues ellos modulan y regulan muchos procesos químicos en el cuerpo.
Encontré también que los probióticos, que son los mismos microorganismos encontrados en los alimentos, adoptaron un nombre especial: psicobióticos. Este nombre, según la revista Society of Biological Psychiatry hace referencia a organismos vivos que al ser ingeridos en cantidades adecuadas producen beneficios en la salud mental.
¿Fascinante, no? En resumidas cuentas, los productos como el sauerkraut o chucrut (repollo fermentado), la kombucha (té dulce fermentado), el vinagre de manzana, los yogures, el kéfir (bebida generalmente láctea fermentada), el kimchi (preparación koreana con varios vegetales fermentados) entre otros, son productos que si los consumimos de manera habitual podemos poblar nuestra microbiota y así contribuir a nuestro bienestar integral. Fascinante es también que podamos fermentar una variedad de alimentos como la avena, la remolacha, la zanahoria, los rábanos, los pepinos, los limones, algunas frutas y el jengibre, entre otros. Si fermentas diversos alimentos mayor diversidad habrá en tu microbiota. Fermentar requiere de tiempo, atención y cuidado, pero en realidad es sostenible, sencillo y es una manera de protegerte de inflamaciones y enfermedades o de comerte tu medicina.
Los psicobióticos reciben este nombre porque no sólo pueden ayudar a mejorar la digestión, a prevenir la inflamación celular y el estrés oxidativo, a reforzar nuestro sistema inmunológico, a reducir la fatiga crónica, y a regular niveles de azúcar en sangre, a regular la flora vaginal de la mujer, entre otros, sino que pueden contribuir a regular estados de ansiedad y depresión. Se ha encontrado que el consumo de alimentos fermentados genera movimiento y regulación de los neurotransmisores conocidos como serotonina y GABA. Incluso, hoy en día las pruebas de laboratorio en humanos están aumentando y están mostrando correlaciones del consumo de psicobióticos con la mejoría de enfermedades mentales.
Entonces, ¿qué tal si en vez de tomarse o prescribir una pastilla contra la depresión o ansiedad mejor se comienza a incluir estos maravillosos alimentos en nuestra alimentación? Es algo natural y no trae efectos secundarios negativos ni a largo plazo (solo genera movimientos intestinales mientras se restablece la flora intestinal y se eliminan parásitos indeseados). Entonces, motívense a incluir estos alimentos, ¡no es difícil y son deliciosos!
Podrán encontrar más adelante recetas para fermentar y para incluir estos alimentos de manera divertida en su alimentación.
Pamela Crombie
Psicóloga y psicoterapeuta integradora
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